Un presupuesto de diseño o impresión no es un jeroglífico.
Es simplemente una lista ordenada de todo lo que hace falta para que tu proyecto salga bien y sin sorpresas.
El problema es que, muchas veces, se explican con palabras raras, conceptos difusos o líneas que no se sabe muy bien qué significan.
Aquí te lo contamos claro y sin tecnicismos.
Si el trabajo implica crear algo desde cero (tarjeta, menú, cartel, logo…), aparecerá una línea de diseño.
Esto cubre:
Es el trabajo intelectual y creativo.
Sin diseño, no hay nada que imprimir.
Aquí se detalla cuánto cuesta imprimir el proyecto.
El precio depende de:
Cuantas más unidades imprimes, más baja suele ser la unidad.
Así funciona en cualquier imprenta profesional.
No todo el papel es igual.
El presupuesto indica qué tipo de papel se va a usar y de qué gramaje:
También pueden aparecer extras como:
Si hay que plegar, recortar, troquelar o encuadernar, aparecerá una línea de manipulado.
No es un capricho: es tiempo real de trabajo para que el resultado llegue perfecto.
Un presupuesto profesional siempre aclara:
Cuanta más claridad, menos malentendidos.
Aquí se especifica cómo y cuándo recibirás el trabajo:
Los tiempos cambian según la carga de trabajo y la complejidad del encargo.
Un presupuesto gráfico no es una factura, es un mapa.
Te muestra qué incluye el proyecto, cuánto cuesta cada parte y qué puedes esperar del resultado final.
En Taller42 nos gusta que todo esté claro desde el principio.
Sin tecnicismos, sin letra pequeña, sin sustos.